Esta obra representa el poder transformador del fuego interior, un símbolo de fuerza, pasión y renacimiento. La figura central, una mujer en calma y avanzando con paso seguro, está envuelta por llamas que surgen tanto de sus manos como de su cabeza. Estas llamas no representan destrucción, sino transformación y empoderamiento. El fuego es aquí un símbolo de conocimiento y purificación: la figura ha abrazado su esencia, su intensidad, y ha emergido más fuerte; la presencia del mandala dorado detrás de ella refuerza esta idea. Simboliza el equilibrio y la conexión con el cosmos.
Lo que hace única a esta obra es la postura de la mujer: con los brazos extendidos y los pies avanzando con suavidad, proyecta una sensación de total control y aceptación. Este detalle evoca una imagen de serenidad, como si hubiera encontrado un equilibrio perfecto entre su fuego interno y la energía del mundo que la rodea. Ha atravesado su propio proceso de transformación y ahora camina con seguridad hacia el futuro.
Un recordatorio de la fuerza, de la resiliencia y la idea de que el poder interior. El fuego que arde dentro de nosotros puede ser una guía, una fuerza que nos lleva a renacer y enfrentarnos al mundo con confianza y claridad. «Llama Interior» es una representación visual del empoderamiento personal, de cómo podemos convertir nuestras pasiones y luchas en fuentes de fortaleza, en vez de permitir que nos consuman.